lunes, 1 de abril de 2013

¿Cuánto Cuesta la Vida?


Al llegar el otoño irremediable de la vida,
descubrí que esta cuesta un simple baile.
Irreparable, incoherente destino,
Triste desesperanza para los que existimos
En este infinito puro de desilusiones.
¿Qué es la vida si dependemos de un baile?
La crueldad sembrada en el alma de los hombres,
Determina el futuro de la humanidad
Sucumbida en las penurias de un sistema inhumano.
La soledad atenta contra la existencia,
Fraccionándose en múltiples matices,
Cual prisma multicolor  del desaliento.

Misaida Córdova.





¿Cuánto cuesta la vida?
He aquí la pregunta que nos hacemos a diario. Una vida fue apagada por no sucumbir ante las insinuaciones de otra persona; por no querer salir a bailar. Quien puede saber los motivos de la chica para no salir a la pista de baile con el joven que le hacia la invitación.
A dónde hemos llegado en este sistema de antivalores que hemos forjado. Me pregunto, ¿Qué hemos y estamos haciendo para cultivar el valor principal de debe regir nuestro destino, “la preservación de la vida”? La misma vida nos da la respuesta: “Nada”.
A donde miremos, descubrimos con horror como los jóvenes han perdido el instinto natural de autoprotección y el de valorar la vida de quienes los rodean, no les importa autodestruirse, ni destruir a sus semejantes. No solo esa destrucción es física, sino moral.
Existe un crecimiento de religiones, sectas y otras formas de dar refugio al alma; donde sus seguidores buscan consuelo y el perdón de los “pecados” cometidos y por cometer en su vida. 
Pero personalmente, creo que en ninguna parte se escribió sobre pertenecer o no a una religión determinada, la religión está dentro de cada uno de nosotros y nuestro comportamiento ante el mundo es lo que nos acerca a “Dios” o la “Energía” que este representa. Darse golpes de pecho, realizar cantos, danzas, ceremonias, ir todos los días a la iglesia, rezar u orar una o mil veces al día no nos hace mejores. Son las acciones las que nos hacen humanos, nos hacen deslastrarnos de los llamados “pecados”.
Recrearnos en los “Mandamientos” cifrados en la Biblia, los cuales fueron escritos para controlar a un pueblo sin ley, se puede decir que hoy más que nunca sigue vigente y es donde realmente debemos poner atención, practicar sus enseñanzas y ser ejemplo para nuestros hijos. Creando en ellos un sistema de valores espirituales, humanistas y sobre todo que les permita llevar un modo de vida equilibrado y positivo.



Las nuevas generaciones vienen con su propia personalidad y un cúmulo de aprendizajes inmersos en su código genético, ¿vidas pasadas?, ¡tal vez! No es el punto de discusión en este momento, pero si sabemos que nuestros niños vienen con su propio modo de conducirse y de aprender. Más sin embargo, están exentos de valores que son las semillas que se cultivan dentro del núcleo familiar y es donde debemos aprovechar para sembrar con amor.
Existen fuerzas que en algunas sociedades se definen como “pecados capitales” y precisamente son los que están creciendo con más ímpetu (soberbia,avaricia,ira, lujuria, gula, envidia y pereza) hacer un alto en nuestra vida y darnos cuenta cuál de ellos predomina en nuestra vida y trabajar para mejorar y crecer como persona física y espiritual.
No es cuanto oremos y/o meditemos, a cual religión pertenecemos, ni cuando diezmo entregamos a nuestra iglesia; es el control sobre los sentimientos negativo o “pecados capitales”. Es el conducirnos conforme nos dicten los Mandamientos, que maravillosas oraciones las describen y que mejor ejemplo a seguir para acercarnos un poco más a la LUZ divina  y ser cada día MEJOR y MEJOR.






"Que el baile de tu Vida y la de tu Familia, sea una pieza alegre, vibrante, hermosa"








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